La Navidad es una fecha muy especial para todos, independiente de las creencias o la visión que se tenga, para quienes la celebran es un ambiente festivo y armónico en compañía de los seres queridos.
En estos días que todo se vive con mucha prisa, no hay tiempo de organizar detalladamente reuniones como la Navidad, y por eso es muy frecuente dejarse llevar por el torbellino del comercio donde terminas realizando grandes gastos, compra de muchos regalos para otras personas con el fin de hacerlas sentir felices.
El árbol de navidad, las luces, la cena y los regalos son una tradición y una manera de agradecer a los demás, el problema es cuando este último se convierte en el centro de estas fechas y termina siendo más una obligación que un disfrutar tranquilo.

La invitación es entonces para celebrar estas fechas con un sentido especial que trascienda sobre cada uno de nosotros y nuestro entorno, para ello ten en cuenta estos aspectos:
–Gratitud: La gratitud es darnos cuenta de todo lo bueno que somos y tenemos en este momento, sin necesidad de elementos externos.
–Generosidad: Es una consecuencia natural de la gratitud, el desafío es sentir que realmente estamos compartiendo algo con un valor más profundo, es entregar lo mejor de nosotros desde nuestro estado de ánimo, pensar en quienes no lo están pasando bien y realizar pequeños gestos de reconciliación con quienes hemos estado distanciados.
–Responsabilidad: Apreciar nuestra vida, celebrar por ello y cuidarnos a nosotros mismos, desde la organización de nuestros gastos personales a la realización de una celebración tranquila, sin riesgos ni excesos.
La Navidad es una gran oportunidad para conectarnos con nosotros mismos y reflexionar en torno al verdadero espíritu que encierran estas fechas.
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